Y quisiera que ya no hubiera tantos e s p a c i o s entre mis letras,
y que ya todas las ideas estuvieran juntas para siempre
para ya no pensar en acomodarlas ni en sintetizarlas, mucho menos en materializarlas.
Ay! que bonito sería que pudieran ir agarradas de la mano movidas por el aire,
sincronizadas con el reloj de mi pared. Mi pared.